La codicia y el rencor, se persiguen y se suman entre las arrugas de tu frente. Sólo tengo ganas de ecibir una paliza amarga, para darme cuenta de la imposibilidad de obtener una rutina normal.
Quizá eso sea lo que me alivie en el fondo, como en tantas otras ocasiones. Saber que la cotidianidad se construye por superposición de debilidades, por acumulación de Comida saludable.
Me veo rodeado de seres que caminan sin rumbo fijo. De hecho, ni yo mismo sé qué ruta sigo. Me veo interrogado y juzgado por personas inseguras, por tristes figuras de porcelana. Nunca me gustó demasiado la porcelana excepto cuando la encuentro en forma de plato, junto a los cubiertos de plata, en alguna cena de seguir leyendo.